LUIS PÉREZ AGUADO

LUIS PÉREZ AGUADO
Escritor, Profesor e Historiador

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martes, 29 de marzo de 2011

CONFUNDIR CUANDO NO SE PUEDE CONVENCER.-



Por Luis Pérez Aguado
Profesor, escritor e historiador 

Confundir cuando no se puede convencer



Resulta sintomático que aquellos dirigentes que anularon los contenidos canarios en las escuelas  se acuerden hoy del alma canaria  y lleven la entidad de este pueblo como bandera permanente.

Se les llena la boca cuando, sin coste alguno por su parte, exigen a los demás, que hagan lo que ellos no han sido capaces de resolver. Ponen el grito en el cielo, siendo conscientes de que ello es lo que quiere la mayoría, cuando otros -lo compartamos o no- en  su derecho a la huelga causan trastornos al resto de los mortales ¡Qué fácil es pregonar lo que los demás esperan que se diga en lugar de poner el cerebro a trabajar y ofrecerse a negociar, por ejemplo, para buscar un camino que satisfaga a las partes! Hablan de incentivar a las empresas que empleen a los nacidos en las islas y exigen que los empresarios se arriesguen y creen puestos de trabajo cuando estos mismos regentes sin conciencia no se cortan un pelo a la hora de destruir empleo.

Debe fallarles la memoria pues no quedan tan atrás los tiempos cuando, en los centros educativos de las islas, estos mismo que continúan marcando las directrices educativas eliminaron plazas en los equipos de Orientación y en Pedagogía Terapéutica,  suprimieron cursos de idiomas,  eliminaron  lenguas en todos los niveles,  liquidaron numerosos ciclos formativos, suprimieron los grupos flexibles y los apoyos educativos  en Lengua y Matemáticas, reestructuraron a los alumnos con necesidades especiales con el único fin de ahorrar profesores,  y, abusando del poder, argumentando que eso es la política, siguen sin cubrir las bajas por enfermedad del personal en sanidad y en los centros educativos...

         Esta misma semana, las asociaciones de Madres y Padres de Alumnos de Tenerife denuncian que la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias ha dejado de cubrir, en los dos trimestres que lleva el curso escolar 3.633 plazas. Los cálculos de las AMPAS coordinadas de Tenerife incluyen que, frente al curso pasado, este curso en infantil, primaria y secundaria se han producido 1.145 nombramientos menos. Por su parte, el sindicato ANPA,  cifra en 2.772 las bajas de docentes sin cubrir en los dos últimos años. La Consejería, por el contrario, se defiende, diciendo que se siguen los protocolos. Los suyos, claro, los que se han inventado para ahorrar dinero aunque sea en perjuicio de los alumnos canarios que también tienen alma.
Buena estrategia la de confundir cuando no se puede convencer. Lo que está claro que la política de reducción sistemática en la educación canaria está dejando en pañales a la escuela. Eso, por muchos millones de euros que se gasten en publicidad para hacernos creer lo contrario. Por muchos protocolos que se inventen; visitas cariñosas a las escuelas con fotógrafos y cámaras televisivas incluidos, que dejen bien patente el amor que nuestro representantes sienten por nuestros infantes, mientras  desmontan pieza a pieza el sistema de instrucción pública. Eso, por muchos  programas de radio con sonrisas Profiden rodeados de niños y niñas, mientras que, con sus actuaciones y puñaladas traperas se les está quitando a esos inocentes  toda posibilidad de desarrollo y demostrando que el éxito o el fracaso de los alumnos no es más que un daño colateral de una política enferma. Esa es la triste realidad, la única verdad. Pero mucho nos tememos que cuando queramos hacer algo ante la fealdad de las mentiras, ya sea demasiado tarde.

      Un espeso telón está cayendo ante nuestros ojos. Tal vez con nuestra complacencia. Acaso nuestra sociedad, que permanece impasible ante estas situaciones, piense que le pasará lo que al pez cuando nada contra corriente…que muere electrocutado. ¿Espera, quizás, una querella si denuncia al político todopoderoso? No debe tenerlas todas consigo cuando no lo hace. Pero es hora de preguntarse si  lo que pretendemos del futuro es una sociedad narcotizada y  abúlica. De no ser así habremos de plantar cara y decir que no nos gusta. Salvo que aceptemos el que sean nuestros hijos, sus hijos, unos jóvenes resignados, de rostros anémicos, en cuyas manos- débiles, disformes, sin orientación ni cultura- recaerá por ley natural el peso del futuro. Ellos serán –ya lo están siendo- las primeras victimas.
VEGUEROS S.M.  Para tener una educación de calidad para nuestros hijos/as, que te convenzan pero que no te confundan.

martes, 22 de marzo de 2011

LA RADIO, NUESTRA VIEJA AMIGA.-



 Luis Pérez Aguado
Profesor, Escritor e historiador,



LA RADIO, NUESTRA VIEJA AMIGA

      La radio en nuestra infancia lo era todo. Llegabas de la escuela y  encontrabas la casa inundada de radio. Canciones de Luis Mariano, Antonio Machín, zarzuelas, peticiones del oyente: Para Manolo, que está en la mili, de quien él ya sabe. Toda la casa estaba  llena de Doménico Modugno, de los Platters, de Concha Piqué, de Matilde, Perico y Periquín, del Mago Pantopín, de Pancho y Pepa, de Pepe Iglesias El Zorro con su  yo soy el Zorro, Zorro, Zorrito, para mayores y pequeñitos. Un montón de gente y un montón de voces familiares y  amigas, con sus ingenuos anuncios.: Okal, Okal, Okal, es lenitivo del dolor, que nunca supe lo que era eso de lenitivo, y mira que me tenía mosca,  y aquel negrito que venia del África tropical que cultivando cantaba la canción del Cola- Cao. Misterios de la radio en nuestra infancia.

Uno de aquellos seriales que  marcó mi vida infantil fue el escalofriante Terror en las ondas. Como cabecera del programa se oía el chirrido de una puerta abriéndose lentamente, un breve y misterioso silencio  y, a continuación, un espantoso grito. Estando mi madre, como suelen estar las madres a esas horas de la noche, alrededor de sus quehaceres culinarios y cargada  de platos que llevaba de la cocina al comedor, a mí no se me ocurrió otra cosa que subir a tope el volumen del aparato de radio en el momento del espeluznante grito.

-¡Agggg!  -se oyó en  la radio

-¡Aggggggggggggg! -gritó largamente  mi madre.

 -¡Crac!, ¡Crac!,¡Cric! -hicieron los platos.

 -¡Ay! Madre  -añadí yo.

            -¡Uy, Uy! -dijeron mis hermanos.

-¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!  -siguió gimiendo mi madre con la respiración entrecortada.

Pensarán ustedes que mi madre, una vez recuperada del susto, reaccionó con violencia. Pues, miren por donde, que sí. Llevada de su  inusitado instinto maternal, me colocó sus blancas y delicadas manos en mis bien pulidos cachetes que todavía me  quedan secuelas. ¿Entienden por qué unas líneas más arriba les indiqué que este serial me había marcado? Pero se ve que mi madre conocía aquella chorrada que dijo un rey o no se quién  en la época de Maricastaña: Manos blancas no ofenden, señora.  Y mi madre para asegurarse de que escarneciera me encerró en el retrete. ¡Con lo que  había costado la vajilla, que era de  la abuela!

A oscuras, ya que el interruptor de la luz estaba por fuera, permanecí hasta que a mis hermanos, aliados y compadecidos, les entró unos apresuramientos de estómago de la  máxima urgencia y necesitaron acudir a la estancia donde yo me encontraba. Mi madre, que de boba tenía muy poco, les gritó, olvidando su finura:

-¡A mear a la calle!

 Pero mis generosos hermanos fingieron un tremendo  dolor de barriga supuestamente provocado por el susto de la terrorífica noche. Tal fue la comedia que montaron que consiguieron que  unos gases olorosos se confabularan con ellos y consiguieran ablandar el alma de mi madre.

La radio, nuestra vieja amiga de la infancia nunca morirá. A mí me dejó un recuerdo. Y es que la radio es mágica. Porque la magia siempre permanece.

Luis Pérez Aguado
Del libro TARARÍ QUE TE VI





VEGUEROS S.M. "Con la magia de la radio"