LUIS PÉREZ AGUADO

LUIS PÉREZ AGUADO
Escritor, Profesor e Historiador

www.lavegadesanmateo.com

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jueves, 11 de noviembre de 2010

LAS TEORÍAS DEL DESPISTE.-




Por Luis Pérez Aguado
Escritor, Profesor e Historiador





Las teorías del despiste
 No sé si han tenido el privilegio de  toparse con  algún dirigente, de los que, últimamente, parece, abundan mucho por estos contornos. Me refiero a esos que suelen huir de las tentaciones, pero que lo hacen  muy despacio para que éstas les atrapen.
 Son los que,  para  “quedarse con nosotros”, confundirnos en la noche y poder mantenernos en la inopia el mayor tiempo posible se han ido en busca de Noam Chomsky para que les ponga al tanto de sus famosas teorías del despiste.
 Parece que, en esta ocasión, sí han sido buenos chicos y aplicados discípulos. Han aprendido rápido y, da la sensación, de que se han empapado bastante  bien  en el prestigioso arte del “desorienta que algo queda”.
 Una de estas célebres estrategias  es  la  de la distracción, que consiste en desviar la atención del personal de los problemas verdaderamente importantes. No sé a ustedes, pero a mi me da en el corazón, que el cambio de apellidos del que tanto estamos hablando  propuesto por el gobierno central no es más que una cortina de humo para que nos olvidemos, por ahora, de los problemas que tienen “acongojado” a todo el país.
             Esta misma estrategia del despiste, es la que nos  ha ofreció hace poco tiempo la Consejería de Sanidad del Gobierno Canario, cuando anunció un  ahorro sustancial de su departamento  gracias al acuerdo con una naviera. Pero lo que no dijo, es que la otra naviera, que hace el mismo trayecto hacia La Gomera, por el mismo servicio cobra 17,62 euros, cuando la naviera con la se que se ha cerrado el acuerdo lo hace por  36,62 euros. Aunque ésta tenga el detalle de descontar un 10 por ciento seguirá cobrando un 42 % más. ¿Dónde está el ahorro?, porque, la realidad, es que cobra 190.000 euros más por el mismo servicio. En mi tierra, a eso le llaman “engañabobos”.
 Otra de estas maniobras consiste en crear  problemas y luego ofrecer soluciones. Un ejemplo claro de este tipo de artimañas la tenemos en ciertos programas de la televisión canaria que intentan crear alarma social, ofreciéndonos machaconamente lo “mejorcito” de la sociedad canaria para, luego, colocarnos la necesidad de que exista una policía autonómica. También es esta misma televisión -aunque igualmente lo utilizan otras, pero, desafortunadamente, y para nuestra  desgracia ésta de la que hablo es la “nuestra”- estimula al público a ser complaciente con la mediocridad, ya que  algunos de los programas “basura” que emite  parece estar dirigidos a sembrar  en el  espectador que lo normal y lo usual   es el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto.
 Un claro ejemplo de la estrategia de la gradualidad, es la que viene utilizando la Consejería de Educación para desmantelar la educación pública. Para conseguir que se acepten medidas inaceptables basta con ir aplicándolas gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos.  Tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez. Con una mirada hacia atrás veremos como han ido mermando los presupuestos en materia de educación, se ha denigrado al profesorado, se ha utilizado el divide y vencerás, se masifican las aulas, se suprimen ciclos formativos y se  deteriora la educación a tal velocidad que pronto, si Dios o algún ser poderoso no lo remedia, estaremos en el culo del mundo de los incultos e ignorantes.
 Quizás sea por eso que es la misma consejería  la encargada de aplicar la maniobra  mantener al público  en la ignorancia y la mediocridad. Según ésta la calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de  forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores. De esta forma siempre tendrán trabajadores y votantes dóciles, ignorantes y amaestrados.
 Parece que en esta tierra nuestra, por mucho que digamos o hagamos, poco o nada va a cambiar. Al fin y al cabo el que nace pobre y feo, tiene grandes posibilidades de que al crecer, siga siendo feo y pobre. Así podemos llegar a la estrategia de diferir, que es otra manera de conseguir que aceptemos una decisión impopular al presentarla como “dolorosa y necesaria” ya que solemos, casi de inmediato, aceptar una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Luego, porque el público, la masa, el administrado tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejor mañana”  y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al personal para que se acostumbre  a la idea del cambio y de aceptarlo con resignación cuando llegue el momento.
 Y así es como nuestros dirigentes nos  vienen metiendo  dobladas las continuas rebajas que se producen en sanidad, en educación y en temas sociales; mientras, incomprensiblemente, se aumenta en quinientos mil euros los gastos de personal de la policía autonómica, se devuelve al Fondo Europeo de Desarrollo Regional de la Unión Europeo parte de las cantidades recibidas por el Gobierno de Canarias por no cumplir los plazos de ejecución; se aumenta de forma gastronómica (sí, han leído bien, no dice astronómica, que también, ya que, a estas alturas, casi nadie duda de la cantidad de dinero que se escapa en comidas de representación) la partida de asistencia técnica y política al presidente del Gobierno Canario  que pasará de dos millones de euros  a casi treinta y cuatro millones el próximo año; se mejoran en todos los sentidos los derechos y sueldos de los trabajadores del Parlamento Canario - estupenda medida si no fuera porque al resto de los funcionarios de la misma comunidad se les han disminuido sueldos y anulado derechos-; sigue sin llegar a su destino el dinero para los dependientes, lo que nos hace pensar –piensa mal y acertarás- que se desvía a otros “menesteres”, se siguen pagando alquileres a particulares mientras muchos de los  locales  propios de la comunidad permanecen cerrados…Y, como quien no quiere la cosa, nos vuelven a colar la estrategia de la distracción al vendernos que se ahorrarán cuarenta millones de euros en gastos  superfluos.
 De todas formas,  ¿para qué nos vamos a mortificar? Como dijo algún guasón, tampoco hay que tomarse la vida en serio, al fin y al cabo no saldremos vivos de ella.

VEGUEROS S.M.
Luis, que valga este epitafio atribuido a Groucho Marx..
"Perdonen que no me levante".-

miércoles, 3 de noviembre de 2010

... Y AHORA ME TOCA A MÍ.-

Luis Pérez Aguado
Historiador, profesor y escritor








…Y ahora me toca a mí     
     Ya les tocó a los funcionarios. Después fueron a por los controladores aéreos. Ahora les toca a los sindicalistas. Nadie se queda atrás cuando hay que culpar a los otros. Siempre encontraremos quien tenga que pagar los platos rotos. Siempre y cuando, se entiende,  que entre esos “otros”  no esté nunca yo. Por eso son “otros”, claro está.
   
      Entre todos empujamos el carro que más avanza y abandonamos el que se quedó atascado en el sendero. Es la ley del mínimo esfuerzo, lo más fácil. Y, entre todos, a esos “otros”, se les desprestigia, se les chantajea con la crisis y se les echa encima a  cinco millones de desempleados.  “Entre todos la mataron y ella sólo se murió”.
   
     El habilidoso político de turno, que tiene la sartén por el mango, aprovecha siempre su situación privilegiada para controlar  sus audiovisuales mediáticos, para, canalladamente, a sabiendas de que está falseando la verdad,  criminalizar a otros; a sus subordinados o a los más débiles e indefensos. Todo, con la única y malsana intención, de que no se descubra que es un inepto. Echa  leña al fuego y coloca continuamente  cortinas de humo para ocultar su mala gestión.

      Y los demás, el resto de los mortales, a los que no nos gusta pensar mucho,  no reaccionamos. Si reaccionáramos hace tiempo que ya tendríamos los mejores colegios y la mejor sanidad. Serán nuestros hijos los que paguen caro nuestro conformismo. Pero nos gusta la comodidad, y, por eso, seguimos a pie juntillas sus mentiras, porque lo dijo quien está ahí, en ese puesto, que por eso sabe mucho y así, de este modo, justificamos nuestra falta de decisión y de valentía.

     A lo mejor,  a éstos, a los que ponemos a “parir” continuamente, hasta  hacen bien su trabajo, ¡quién sabe! Puede que sean eficientes e, incluso, que se merezcan lo que cobran. Pero, eso poco importa. El caso, el verdadero motivo es que yo, que, a lo mejor, no doy un palo al agua y soy bastante “envidiosillo”, no soporto que ese “muerto de hambre”  gane más que yo, ¡estaría bueno!

     La verdad, es que somos bastante especiales. Entre el honesto y el figurín, preferimos al charlatán. Nos gustan más los que nos dan gato por liebre, esos que sabemos que nos están engañando, pero  que ¡son tan “guapos”!, y hablan tan bien.  Puede que sea su forma de actuar lo que nos guste de ellos.  Ya sabemos como son y de qué pie cojean, y, quién sabe, si en el futuro nos pueden favorecer haciendo la vista gorda a nuestros trapicheos.  Hasta puede que consigamos untarle los besos para que nos dejen poner los ladrillos donde más nos interese, aunque con ello se destroce y arruine nuestro planeta. Puede que  no me toquen los impuestos, ya  se los  subirán  a los de siempre, a los más débiles, los pobrecillos.

     Total, a mí plin.  “Dentro de cien años, todos calvos”. Yo no estaré en ese mundo y como decía aquel (otro listillo): “Después de mí, el diluvio”.
   
      Eso sí, nuestra respetable ambigüedad moral se apresurará a escandalizarse después. Pero, siempre será después, y sólo se quedará en eso. Seguiremos mirando hacia otro lado porque “eso le pasa a otros” o buscaremos  conejillos de indias (que será lo más fácil)  para poder culparles  y  así poder  lavar nuestras honorables conciencias. “Aquí paz y en el cielo gloria”.

     No estaría de más reflexionar con el  poema de Bertold Brecht,  que dice.
Primero se llevaron a los negros,
pero a mí no me importó
porque yo no lo era

Enseguida se llevaron a los judíos,
pero a mí no me importó,
porque yo tampoco lo era.

Después detuvieron a los curas,
pero como yo no soy religioso,
tampoco me importó.

Luego apresaron a unos comunistas,
pero como yo no soy comunista,
tampoco me importó

Ahora me llevan a mí,
Pero ya es tarde.          
                            

VEGUEROS S.M. "El silencio y la cobardía de los oprimidos son los triunfos de los opresores, ante una injusticia no te calles, se valiente".-